Mónica Sánchez describe así en su libro cuál fue tu aportación, Rocío, a la ranchera: "¿Qué le dio Rocío Dúrcal a la ranchera? Le dio sencillamente rocío. Frescura, esperanza, ahí te quedas, que yo sigo en pie (...). No basta con cantar rancheras, hay que arrastrarlas, con el alma misma, devolverlas en un carro emocional, y subirlas al espacio de la catarsis colectiva. Que a todos nos han roto el corazón algún día. Y ellos fueron -y ellos son- José Alfredo Jiménez, Pedro Vargas, Javier Solís, Jorge Negrete, Pedro Infante, Vicente Fernández (al que siguió su hijo), Alejandro, Juan Gabriel... Y ellas fueron -siempre son- Lola Beltrán, Lucha Villa, Yolanda del Río... y Rocío Dúrcal". Es cierto, y siempre me ha llegado tu especial manera de cantar, como tu especial modo de ser. Versátil, porque no ha habido género que se te resistiese, acostumbrado tu público a la ranchera, vas y sorprendes con copla, balada, pop y... tango. Tú se lo has contado a Violeta Medina: "El tango es una cosa muy seria para mí... Me gusta interpretar cosas gordas. Gordas significa desamores, desengaños y miércoles y creo que puedo hacerlo porque mi forma de interpretar es ésa, me gusta cantar y pensar las palabras que digo". Por eso, Rocío, por cantar consciente de cada frase, por maullar bajola lluvia, por sentir lo que pronuncias, por querer al público... Hasta que vuelvas.
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